La felicidad es una meta humana fundamental. Desde 2013, las Naciones Unidas han celebrado el Día Internacional de la Felicidad, el 20 de marzo, como reconocimiento del importante papel que desempeña la misma en la vida de las personas de todo el mundo.
Siempre estamos esperando que pase algo más para ser felices, o si no, ¿quién no ha soñado alguna vez con ganar la lotería? Y cuando lo sueña, seguro se ha deleitado imaginando todas las cosas que haría con tanto dinero. Sea cual sea el deseo de cada individuo, todos intuimos que la vida sería mucho mejor, más fácil, más divertida y, en definitiva, más feliz si lográramos cumplir este deseo.
Un equipo de investigadores norteamericano decidió comprobarlo. Siguieron a un grupo de 22 personas que durante el último año habían ganado importantes premios económicos en la lotería y a otro grupo de 29 personas que en el último año habían sufrido un accidente que les había dejado en silla de ruedas. Cuando compararon los niveles de felicidad de ambos grupos con los de un grupo de control de 22 personas, a las que en los últimos doce meses no había sucedido nada extraordinario, encontraron un resultado sorprendente, y es que los ganadores de lotería no eran más felices que las personas del grupo de control, e incluso disfrutaban menos de los pequeños placeres cotidianos. Además, los niveles de felicidad de las personas que habían quedado en silla de ruedas eran solo un poco más bajos que los del grupo control; existía diferencia, sí, pero muchísimo menor de la que hubiera cabido esperar. Dos situaciones tan diferentes y opuestas como ganar la lotería y perder la movilidad no causaron cambios drásticos en los niveles de felicidad: así como la felicidad no se esconde en un billete de lotería, tampoco la infelicidad acecha tras una silla de ruedas.
Llevamos preocupándonos por la felicidad desde hace mucho tiempo. Los filósofos griegos, principalmente Aristó¬teles, ya escribían sobre ella, y desde entonces numerosos poetas, filósofos, psicólogos y científicos de diversas áreas del conocimiento se han preguntado por ella. Aunque aún no hemos sido capaces de alcanzar una definición consensuada de lo que es la felicidad, lo que sí parece claro es que es un sentimiento muy complejo que va más allá de la simple experimentación de buenos momentos.
El psicólogo Carmelo Vázquez, presidente de la Sociedad Española de Psicología Positiva (SEPP), asegura que aunque es innata, la felicidad se puede aprender, pero con limitaciones ya que hay una parte probablemente fijada por los genes.
La gente más feliz es aquella que en situaciones de adversidad es capaz de sufrir, pero también de aprender, de combinar emociones positivas y negativas; mientras, por el contrario, la gente más infeliz es aquella que tiene dificultades para tener emociones positivas y no sabe asumir las situaciones que ellos entienden como negativas.
Aprender a ser feliz
Existen técnicas, ejercicios y hasta cursos en universidades que dan herramientas a las personas para ser más felices. Nadie dice que sea una tarea fácil, pero con intentar modificar ciertos hábitos e incorporar otros no se pierde mucho y tal vez se gane bastante.
Esta búsqueda de la felicidad, ha sido materia de estudio en la Universidad de Harvard, donde el doctor israelí Tal Ben-Shahar se ha dedicado a enseñar a las personas a ser felices. Este profesor es experto en psicología positiva, una de las corrientes más extendidas y aceptadas en todo el mundo y que él mismo define como «la ciencia de la felicidad». De hecho, sostiene que la alegría se puede aprender, del mismo modo que uno aprende a esquiar o a jugar al golf: con técnica y práctica.
Los estudios de Tal Ben Shahar han dado la vuelta al mundo bajo el lema de "no tienes que ser perfecto para llevar una vida más rica y más feliz"; el secreto parece estar en aceptar la vida tal y como es, lo cual, según sus palabras, "te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas". También afirma que precisamente la expectativa de ser perfectamente felices es lo que nos hace serlo menos.
¿Entonces la felicidad es algo mental? Podríamos decir que sí; es por eso que los programas para aprender a ser feliz, son esencialmente, un entrenamiento informado y suave de la mente y, en particular, de las emociones, en los que los temas son: el equilibrio emocional, el yo interno, consciencia, una actitud abierta y solidaria hacia uno mismo y los demás.
Todos encaminados a dotar a la persona de una claridad mental que puede fomentar una comprensión más profunda de la propia realidad y la de los demás.
En Sacúdete queremos dejarte algunos consejos que, desde «Hablar lo cura», la estrategia del ICBF que busca promover y desarrollar hábitos de salud mental, compartimos para que uses como un botiquín de primeros auxilios en el manejo de tus emociones y puedas ir en busca de tu felicidad.
Y ¿qué puedes hacer para conseguirlo?
Toma nota porque te dejamos una serie de actividades que te pueden ayudar a fortalecer esos aspectos que te mencionamos y que, de paso, serán de gran beneficio para tu salud mental.
El primer paso es saber qué te gusta
En ocasiones estamos descontentos y ni siquiera sabemos el porqué. Quizás sabemos lo que no queremos o lo que no nos gusta, pero no siempre sabemos lo que nos causaría verdadera satisfacción. Averígualo.
Prueba diferentes actividades, retoma intereses que abandonaste hace muchos años, aprende nuevas cosas y descubre qué es lo que actualmente te da satisfacción.
Desarrolla diferentes intereses
La variedad es sumamente importante. El cerebro se acostumbra a una sola actividad y podemos caer en la monotonía. Rompe con la rutina y desarrolla tu creatividad. Una vida variada e interesante es más satisfactoria, rica y feliz que una vida predecible y sin ninguna variedad.
Busca actividades en las que realmente te involucres de forma tal, que el mundo a tu alrededor deje de existir. Cuando lo logres, disfrutarás de una sensación de paz y bienestar muy especial.
Trata de promover la risa y el buen humor en tu vida diaria
Busca en libros, películas, con amigos, en internet, etc., momentos de diversión y alegría. No compres los problemas de los demás. Recuerda que la felicidad es una opción personal. Tú no puedes hacer felices a otras personas y ellos no pueden hacerte feliz a ti. Pueden compartir ciertos momentos y ayudarse, pero cada quien es responsable de sí mismo. Tú eres responsable de tu propia felicidad y de las decisiones que tomas cada momento.
Cuida tu cuerpo y tu salud
Mucha de nuestra infelicidad está relacionada con enfermedades, molestias físicas y problemas que podemos evitar con un estilo de vida sano.
Aprende a manejar tus emociones negativas, para no ser manejado por ellas. Recuerda que la salud mental también es importante, muchas veces quedamos atrapados en el coraje, resentimiento, depresión, etc. y pasan los años sin que podamos salir adelante. No te desgastes inútilmente, ni sufras innecesariamente.
Estos son solo algunas cosas que puedes hacer para trabajar tu felicidad; recuerda que si no es tu momento más feliz, siempre vendrán otros mejores, vive un día a la vez, recuerda que Hablar lo cura y que desde el ICBF estamos para apoyarte.
Si necesitas ayuda, llama a la línea 141 del ICBF; siempre habrá un profesional para hablar contigo.
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